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Pueblos nudistas: ¿están libres de prostitución?



El ser humano nace desnudo, llorando y ensangrentado. A lo largo de la vida, nos quitamos la sangre, intentamos evitar las lágrimas pero sobre todo, nos vestimos con cualquier cosa que tengamos a mano. Porque para muchos, la desnudez es algo vulgar, algo que no está bien visto, al menos en público. Nuestra especie comenzó a vestirse con las pieles de ciertos animales para poder sobrevivir al frío y estar mejor protegidos al abrigo de esas prendas rudimentarias. No fue precisamente por vergüenza, ya que se ha demostrado que ese aspecto es sencillamente social. De hecho, hay tribus africanas donde las mujeres van casi desnudas por completo, y esto no tiene ningún tipo de carga sexual más que para aquellos ojos que no están acostumbrados a la desnudez pública. Como todo lo que tiene que ver con el sexo, el cuerpo desnudo también se ha cosificado, se ha vulgarizado y se ha convertido en un tabú.

Sin embargo, ¿tiene que ver directamente la desnudez con el sexo? ¿O esta relación es solo la consecuencia de haber relegado el estar sin ropa a situaciones “vergonzantes” o sexuales? Como demuestra el creciente número de personas nudistas y naturistas en todo el mundo, la desnudez no debe ser algo que esté mal visto, ni algo que provoque un deseo sexual especial. Es nuestra forma natural, y así deberíamos entenderla. Es la sociedad la que “ensucia” nuestras mentes, limitando nuestra visión de la desnudez al deseo carnal, cuando en realidad no tiene por qué ser así. No lo tienen tan fácil, pero es cierto que en las últimas décadas los naturistas están encontrando cada vez más lugares donde llevar a cabo esta práctica, la de poder ir sin ropa encima. Playas, campings, hoteles e incluso pueblos enteros, que son considerados naturistas, y donde encontrar a alguien desnudo por la calle es lo más normal del mundo. Para algunos siguen siendo guetos, para otros un remanso de paz donde poder expresarse libremente y dejar atrás los grilletes textiles. Pero, ¿qué hay de la prostitución en este tipo de lugares? ¿Existe el sexo por dinero en los pueblos nudistas?

Cómo son los pueblos nudistas

Seguramente hayamos oído hablar de ellos, pero pocos nos hemos acercado a esos pueblos que se consideran nudistas o naturistas. Lo máximo, si acaso, cerca de alguna playa no textil, donde encontramos a gente que va completamente desnuda. Algo que por otra parte es lo más natural en un lugar como ese, donde vas a disfrutar del mar en total libertad. Pero, ¿cómo son los pueblos nudistas? Pues básicamente, se trata de comunidades pequeñas donde hay tiendas, casas y servicios de todo tipo, igual que en cualquier otra población. La única diferencia es que en estos lugares uno puede ir desnudo por la calle sin llamar la atención. Se permite la desnudez en espacios públicos  y a veces también en otros privados, siempre guardando ciertas normas de higiene, que también deben tenerse en cuenta cuando estamos desnudos.

Pueblos nudistas españoles

España es uno de los países con mayor número de poblaciones nudistas de toda Europa. El buen tiempo, las horas de sol y sobre todo, el ambiente más abierto en el Mediterráneo hacen que nuestro país cuente con varios pueblos considerados naturistas, repartidos por todo su territorio. En Tarragona encontramos El Fonoll, una antigua aldea abandonada que fue ocupada por diversas familias naturistas, y que hoy en día está creciendo, poco a poco, en torno a esa idea. En Vera, Almería, también encontramos numerosos lugares para nudistas, desde playas a hoteles, campings e incluso urbanizaciones completas donde viven familias que han adquirido este modo de vida. Lo mismo ocurre en Palo del Charco, una pequeña localidad de la isla de Lanzarote, en Canarias. Y en el complejo Sierra Natura, enclavado en Enquera, Valencia, un lu gar donde se puede vivir en cuevas de piedra, en plena naturaleza, encajando completamente con el ambiente, y sin necesidad de llevar ropa todo el tiempo.

¿Hay prostitución en los pueblos nudistas?

Los pueblos nudistas se presentan casi como un oasis en medio del desierto, una especie de pseudo retiros hippies en los que la gente va desnuda en todo momento, a su aire. Y para muchos esto puede ser una alternativa maravillosa, porque además las personas que adoptan este tipo de vida suelen ser muy cuidadosas con el medio ambiente y tener la mente abierta. Sin embargo, la sombra del nudismo como “exhibicionismo” sigue pesando demasiado, y para muchos estos lugares son también un sitio perfecto para ver sencillamente gente desnuda. Algo que no tendría que ser erótico por sí mismo, pero que se convierte en ello si en nuestra mente no podemos separar la desnudez de la sexualidad y el deseo.

Esto nos lleva, por supuesto, a pensar que en las cercanías de estos pueblos, o en esas mismas zonas, haya gente que quiera pagar por tener sexo. Pasar todo el día desnudo pueden encender el deseo de más de uno, pero está claro que una cosa es la libertad para no llevar ropa, y otra la libertad sexual, el “todos con todos” proclamado por los hippies hace décadas. Eso ha cambiado muchísimo y las personas naturistas habitualmente tienen pareja estable y no buscan relaciones sexuales de una manera más intensa que cualquier otra persona. Pero para las excepciones, para los casos donde alguien visita la aldea o el camping durante solos unos días y quiere desfogarse, la alternativa de la prostitución siempre está presente. Esto es más habitual en los pueblos que están cerca de ciudades, todo sea dicho.

Cómo influye el nudismo en el deseo sexual

El deseo sexual es algo común a todos los seres humanos. Otra cosa que podamos o sepamos reprimirlo mejor o peor. Pero el deseo siempre estará ahí, incluso en personas que son asexuales, incluso en aquellos que han hecho votos de castidad. Es algo biológico, grabado en nuestro cerebro, en nuestro cuerpo. Vemos un cuerpo bonito y nos llama la atención, enciende nuestro deseo. Sin embargo, la sociedad y la cultura donde vivamos también pesa mucho en la forma en la que entendemos y desarrollamos ese deseo sexual. Por ejemplo, en el sentido de excitarnos cada vez que vemos un cuerpo desnudo, aunque esa desnudez no sea por motivos sexuales como el inicio de una relación.

Ver a alguien desnudo en la playa, por ejemplo, suele provocarnos una gran excitación, tanto a hombres como a mujeres, si bien ellas parecen ser capaces de controlar esto mucho mejor. El nudismo, entre personas no acostumbradas a él, provoca ese efecto de relacionarlo directamente con el deseo sexual. Esto es algo que, entre las personas naturistas, se va perdiendo poco a poco, con el tiempo y la costumbre. Al final, cuando estás habituado a ver a todo el mundo desnudo durante todo el tiempo, ese deseo sexual ya deja de aparecer. Sin embargo, esto no se da de un día para otro, sobre todo si ya somos adultos y  hemos crecido en una sociedad “textil”. Cuando el nudismo es natural desde que somos pequeños todo es mucho más fácil de asimilar.