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La desnudez y su sentido no sexual



Una mujer anónima sube una foto a una red social mientras le da el pecho a su pequeño bebé. Es una foto preciosa, llena de ternura, del amor más puro que pueda existir. El niño está enganchado al pezón del a madre, que lo mira con ojos enamorados. La foto, sin embargo, es censurada en la red social, no sin antes recibir un montón de comentarios inapropiados por parte de algunos usuarios. ¿Es posible que una acción tan natural y básica como dar el pecho haya llegado al punto de ser censurada por sexualizarse? En la sociedad en la que vivimos, donde parece que se nos ha ido de las manos todo lo que tiene que ver con el sexo, estas situaciones empiezan a ser comunes. Cualquier mujer u hombre que aparezca medio desnudo ya es automáticamente sexualizada, aunque los motivos de la desnudez no tengan que ver con el erotismo. Porque el ser humano puede desnudarse por muchas razones más allá de buscar el placer sexual.

Es algo con lo que los grupos naturistas siguen bregando desde hace mucho tiempo, y que no tiene visos de cambiar. Más bien al contrario, parece ir a peor, en un mundo donde Internet ha llevado el porno al alcance de la mano de cualquier chaval preadolescente. Estamos rodeados de estímulos eróticos, que acaban por hipersexualizarnos de manera que no podemos evitar sentir un gran deseo incluso cuando la situación no es la más apropiada. Mujeres que simplemente toman el sol desnudas en la playa, sin la parte de arriba del bikiini, por estar más cómodas así y que no les queden marcas. Siempre suelen ser el blanco de comentarios, miradas e incluso acoso directo por parte de ciertos hombres. Y en el lado contrario, también grupos conservadores que entienden que el desnudo es algo inmoral, porque lo relacionan necesariamente con el sexo. Es una relación que se ha forjado a fuego en nuestras mentes, como sociedad, y que es a día de hoy es complicado romper. Se supone que somos más abiertos en el tema del sexo que nunca, pero a la vez también estamos entrando en una era ultraconservadora en cuanto al desnudo. De hecho, hoy en día se censuran cosas que hace un par de décadas eran impensables.

El estado natural del ser humano

Parece mentira que haya que seguir repitiendo esto a estas alturas, pero es que la desnudez es el estado natural del ser humano, más allá de connotaciones morales o eróticas. Nacemos desnudos, y es así como pasamos los primeros días. De hecho, podríamos vivir siempre de esa manera, cuidando bien nuestra piel de los agentes externos, eso sí, y abrigándonos en invierno, cuando el frío arrecie. Los naturistas son el ejemplo perfecto de que no hace falta llevar tanta ropa encima, ya que esto es un sinónimo de incomodidad en muchas ocasiones. Cuando un naturista tiene que ponerse un traje, por ejemplo, lo pasa mal. Pero es algo similar a lo que ocurre con cualquier persona que no practica el naturismo. Incluso cuando nos acostumbramos a ello, lo primero que queremos hacer es desnudarnos al llegar a casa.

La naturalidad del desnudo como simple elección todavía no ha calado entre la mayoría de la sociedad. Se sigue viendo como algo inmoral e incluso sucio. El desnudo es siempre censurado en noticiarios y programas de televisión en horario infantil. Sea por evitar imágenes con contenido sexual, o sencillamente, una protesta como Free The Nipple. Es curioso que, en este sentido, se censuren los pezones y los pechos femeninos, pero no los masculinos. Este doble rasero es un ejemplo perfecto de cómo la censura se convierte en algo ideológico y moral, un sin sentido, en realidad. Hay familias que naturalizan desde bien pronto a sus pequeños a estar desnudos en casa, para que se familiaricen con su cuerpo y lo vean como algo normal. Sin embargo, al llegar al resto de la sociedad, esas personas no pueden hacer otra cosa que adaptarse.

El matiz sexual del desnudo en nuestros días

Y es que hay un mensaje muy poderoso que se mueve entre las nuevas ideologías de género, aceptación corporal y demás. Ama a tu cuerpo, pero no lo muestres más allá de lo debido. Se toma el desnudo automáticamente como exhibicionismo y eso es un error absolutamente injustificable. Cualquier chica que aparezca en sus redes sociales en bikini, o con una foto desnuda frente al espejo, aunque no muestre nada, ya es automáticamente linchada. Por mostrar de más, por sentirse guapa y querer compartirlo con los demás. Esa hipocresía ha llegado a su punto álgido en nuestros días, de una manera curiosa, ya que el empoderamiento femenino parece estar en contra de sexualizar el cuerpo, cuando son solo simples desnudos.

Es indudable que nuestra sociedad está hoy en día muy sexualizada, y que cualquier imagen de desnudo, incluso las que no buscan el erotismo, son tomadas como algo morboso. De hecho, las fotos de chicas en la playa, tomadas muchas veces sin su consentimiento, se han convertido en una moda en Internet. El desnudo tiene un matiz sexual que va más allá de su propia condición. Cuando en una película hay un escena de desnudo, en una ducha, o de una chica que simplemente está vistiéndose como hacemos todos cada mañana, el interés siempre se centra en el desnudo en sí. Y toma un cariz sexual, aunque la acción que esté llevando a cabo no lo tenga. Estamos imposibilitando el ver el desnudo simplemente como algo natural, la ausencia de ropa. Y es algo problemático que no habla precisamente bien de nuestra sociedad.

Cómo sobrellevar estas situaciones

Y es que no solo demuestra que estamos obsesionados con la sexualidad de una manera preocupante, así como sociedad en general. También supone un tabú bastante evidente para los que quieren tomar las riendas de su vida y convertirse en naturistas, porque entienden que es una buena opción. Si la sociedad te está mandando mensajes contradictorios sobre tu cuerpo todo el tiempo, empujándote a que lo ames pero también que no lo muestres, la frustración puede ser máxima. Cualquier persona que haya realizado naturismo de forma habitual sabrá a lo que se enfrenta cuando pasa por delante de alguien con ropa. Es una condición que debemos sobrellevar, pero en los últimos tiempos esto se ha vuelto más complicado que nunca.

Cualquier desnudo nos parece sexual y por lo tanto obsceno, cuando no tiene nada que ver con el erotismo ni con llamar la atención. Es algo que se ha desnaturalizado tanto que a estas alturas, cualquier mujer que defienda el nudismo es casi considerada una prostituta. Y es que estas trabajadoras sexuales sí que solían aparecer desnudas en las carreteras y vías, hace siglos, para llamar la atención de los hombres. Todavía lo hacen hoy en día, en muchas ocasiones, con una finalidad esta vez sí sexual. Pero comparar esa situación con la de una mujer dando el pecho a su hijo pequeño en un parque, por ejemplo, es haber perdido por completo el norte.