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Ciclismo y dolor: remedios a los más comunes



Hay muchos deportes que exigen un esfuerzo tremendo al cuerpo, pero pocos son tan completos y duros como el ciclismo. Esas etapas de cientos de kilómetros, muchas veces bajo el sol abrasador o la lluvia, peleando contra los elementos, con el cansancio, con las cuestas… Los ciclistas profesionales son auténticos superhombres que llevan a cabo esfuerzos inhumanos en cada etapa, y están acostumbrados a poner al límite a su organismo. Los que nos conformamos con salir cada fin de semana con la bicicleta para hacer rutas o conocer algún lugar bonito cerca de casa también tenemos lo nuestro. El esfuerzo muchas veces es parecido, aunque no sigamos un ritmo tan duro, pero es que no nosotros no nos entrenamos para esto. Simplemente nos subimos a la bici por placer, aunque en más de una ocasión pensemos que en realidad, lo que estamos es siendo unos masocas, por el dolor que nos deja.

Es habitual que después de una larga marcha en bici, nuestro cuerpo se vea afectado por el esfuerzo. Hemos utilizado toda nuestra fuerza y hemos apretado los dientes para llegar mucho más lejos con nuestras piernas, y eso tiene sus consecuencias. Al ser un deporte tan duro y que se práctica casi con todo el cuerpo, aunque la carga mayor vaya en las piernas, el ciclismo puede dejarnos para el arrastre si no tomamos ciertas precauciones. Y aun así, muchas veces los dolores después de bajarnos de la bici son absolutamente insoportables, porque afectan a nuestra manera de caminar, a nuestra espalda o a nuestro cuello. Debemos tomar precauciones, como hacer estiramientos antes de salir y no imponer un ritmo demasiado duro, para que cualquiera se pueda poner al nivel. Y cuando terminemos y sigamos sintiendo esos dolores, los más habituales, buscaremos un remedio rápidamente para evitar que se expandan. Aquí te vamos a dar alguna solución rápida y recomendable para las principales molestias y dolores que provoca el ciclismo.

Dolor lumbar

La postura es algo tremendamente importante en este deporte, y es que debemos ir bien colocados para no cargar de más esfuerzo a las piernas. Normalmente, los ciclistas pedalean con el cuerpo hacia adelante, y en muchas ocasiones incluso se levantan para ir sobre los pedales. Esto puede servirles para pasar tramos duros, pero les provocará con casi total seguridad un fuerte dolor en la zona lumbar, por realizar tanto esfuerzo en una posición que no es la más adecuada para nuestra espalda. Hacer estiramientos antes y después suele ser una buena idea, así como ponernos un poco de réflex o cualquier otro gel frío en la zona, para mitigar el dolor. En muchas ocasiones, este viene provocado por la falta de musculatura en la zona del abdomen, algo que se puede arreglar con ejercicio físico concreto para no volver a sentir ese dolor, o al menos no de forma tan habitual.

Dolor de rodilla

Es probablemente el dolor más común que sienten los ciclistas, ya que aparece habitualmente en casi todos los que pedalean. Si solo coges la bici un día por semana está claro que aparecerá más a menudo cuando hagas ese esfuerzo, porque tu cuerpo no está acostumbrado. El dolor proviene de toda la carga que damos a la rodilla, articulación que soporta un gran esfuerzo cuando pedaleamos. Ajustar bien el sillín puede evitar que estos dolores aparezcan, especialmente si tienen que ver con llegar bien a los pedales. Para mitigarlos, los mejor es bajar el ritmo de pedaleo, e incluso bajarnos de la bici y ponernos a andar un poco, pero sin frenar del todo. Cuando hayamos terminado la etapa, un poco de hielo suele rebajar la posible inflamación de los músculos y las articulaciones en esa zona.

Pies entumecidos

Otra molestia clásica en los ciclistas son los pies dormidos o entumecidos, algo que viene provocado por mantener los pies siempre en la misma posición. Cargamos mucho esfuerzo sobre la pierna, pero no sobre los pies, que simplemente son  un eslavo más en la cadena que nos hace pedalear. Sin embargo, se pueden ver muy afectados por ese cansancio y ese agotamiento general que vamos soportando. De ahí que lo mejor que podamos hacer sea bajarnos un momento de la bici y andar un poco, o realizar algunos estiramientos concretos, para que nuestros pies vuelvan a la vida. Es una molestia que no necesitará ningún remedio especial, y que se esfumará tal como llegó, por sí misma. Los expertos afirman que una mala elección de calzado o unos calcetines o medias poco apropiados pueden provocar también ese entumecimiento.

Molestias en las manos y el cuello

Seguro que también has tenido de estas si has cogido en más de una ocasión la bici para poder hacer tus rutas. Las piernas te duelen muchísimo, pero las molestias en las manos y en el cuello pueden ser incluso peores, especialmente estas últimas. Las manos van apretando el manillar y en muchas ocasiones soportando buena parte de nuestro peso en la parte superior. Ese agarre fuerte durante horas puede hacerlas hincharse, por todo el esfuerzo. Un poco de hielo o gel frío al terminar y seguramente no tengas que preocuparte mucho más. El cuello es algo más delicado, porque un pinzamiento en esa zona puede ser fatal. Seguimos abogando por la importancia del calentamiento previo, para limitar estas molestias, y también en llevar una buena postura cuando vayamos en la bici. Igualmente, el frío siempre viene bien cuando sentimos molestias en el cuello, así que un poco de hielo seguramente nos deje como nuevos.

Sobrecarga de cuádriceps

El cuádriceps es un grupo de músculos formado por los tres vastos (medial, lateral e intermedio) y el recto femoral. Están situados en la parte alta de la pierna y suelen ser los que más esfuerzos reciben cuando estamos pedaleando en la bici, especialmente si hacemos sesiones muy largas o muy intensas. Esta suele ser una de las causas de la sobrecarga, el llevarnos demasiado tiempo pedaleando, sin tomarnos un descanso. Así pues, además de los estiramientos previos, debemos aprender a dosificar nuestro ritmo y rebajarlo un poco cuando sintamos que la zona empieza a sobrecargarse. Si el dolor persiste, el frío siempre ayuda, como ya hemos visto anteriormente. Cuando hayan pasado 72 horas y sigamos sintiendo la zona cargada, tal vez es momento de acudir a un  masajista o fisioterapeuta que lo vea mejor y nos pueda ayudar.