Deporte y naturismo
Dicen que cuando uno descubre las bondades del nudismo ya no quiere volver a su vida textil de siempre. Que cualquier actividad que realicemos será mucho más cómoda si estamos sin ropa, por la libertad que esto nos da. Pero está claro que todavía queda mucho para que el naturismo sea aceptado como una parte normal dentro de esta sociedad. A pesar de los esfuerzos de las asociaciones, las instituciones todavía siguen viendo como algo obsceno o perverso el que una persona vaya desnuda por la calle. Es cierto que cada vez contamos con más lugares donde se nos permite expresarnos de esta manera, sin hacer daño a nadie además. Playas, piscinas, sitios de recreo… La mayoría de las actividades, sin embargo, están vetadas a la desnudez. Y el deporte es uno de los campos donde más se denota esta discriminación, que lleva existiendo desde (casi) siempre, pero que debería cambiar a estas alturas. Y es que en la Antigüedad, los deportistas podían practicar sus disciplinas totalmente desnudos, o como mucho, vestidos con una vaporosa túnica. Era habitual hacer ejercicio de esta manera por una razón muy obvia: es la más cómoda para permitirnos el movimiento.
O lo era, porque está claro que con los avances tecnológicos y textiles, la ropa de deporte es hoy por hoy como una segunda piel. De hecho, los nadadores profesionales cuentan con el patrocinio de marcas que pagan millones en investigación para hacer que sus trajes sean cómodos. ¿Es esto mejor que nadar completamente desnudos? Es ahí donde está la pregunta interesante en este aspecto. De hecho, por lógica, cuanta menos ropa tengamos en una piscina será mucho mejor para nuestro movimiento y nuestra velocidad. Entonces, ¿por qué no practicar la natación completamente desnudos? ¿Por qué en deportes como el sumo o el boxeo los practicantes apenas llevan una o dos prendas de ropa? El deporte naturista está ganando enteros en los últimos años, pero queda todavía mucho para que pueda ser considerado seriamente como una alternativa. ¿Se podrían practicar todas las disciplinas sin ropa, en el caso de que el naturismo fuera realmente aceptado por la sociedad? En este artículo vamos a ahondar en esa discusión.
Desde siempre, el nudismo ha sido una alternativa presente en prácticamente todas las parcelas de la vida. La desnudez, por desgracia, sigue siendo un tabú en la mayoría de espacios públicos, pero es algo normal en el privado. El problema viene cuando lo que hacemos es de cara al público, como la mayoría de prácticas deportivas. De hecho, es habitual que estos deportes tengan que practicarse en lugares especialmente ideados para ello, como canchas de fútbol o baloncesto, pistas de tenis o pádel, piscinas públicas… Esto provoca que una actividad que puede ser personal se convierta en pública. Y es aquí donde comienzan los problemas, porque la mayoría de estos espacios cuentan con limitaciones en lo que al nudismo se refiere.
Hay prácticas deportivas a nivel amateur que sí se pueden llevar a cabo sin ropa. De hecho, las asociaciones naturistas siempre tratan de impulsar este tipo de deportes, en los lugares donde el nudismo sí que está más aceptado. Hablamos de resorts naturistas, playas nudistas o campings que aceptan el no llevar ropa. Estos lugares cuentan con sus propios campeonatos, para ofrecer una alternativa no textil a aquellos que quieran seguir disfrutando del deporte sin tener que vestirse. De hecho, en ocasiones las carreras nudistas, a pie o en bicicleta, han servido para llamar la atención de la sociedad sobre el nudismo. Son actividades sanas y que no tienen ningún tipo de componente sexual, algo que ayuda a que la visión del naturismo como algo normal se expanda.
El deporte al desnudo sigue siendo, por desgracia, algo puntual y anecdótico en nuestra sociedad actual. Y hay razones para que esto siga siendo así, desde luego, aunque cada cuál entenderá las suyas. Como veremos en el siguiente apartado, hay prácticas deportivas que requieren de cierta ropa especial, sobre todo para evitar daños y lesiones. Otras, sin embargo, nos liberan de esa ropa y nos ayudan a sentirnos más cómodos con nuestro cuerpo desnudo. El ejemplo perfecto es la natación, una disciplina que se lleva a cabo en un medio diferente como es el agua, y que debería poder practicarse sin ningún tipo de ropa pegada al cuerpo. Entre las disciplinas más llamativas llama la atención también el esquí, que no suele realizarse sin ropa por las bajas temperaturas de las pistas con nieve.
En realidad, casi cualquier deporte se puede llevar a cabo de forma nudista. El fútbol, el baloncesto, el tenis, son disciplinas que bien pueden practicarse sin ropa. Eso sí, a veces puede resultar molesto, tanto para hombres como para mujeres, por el movimiento violento y descontrolado de nuestro cuerpo. De ahí que al practicar deportes con mucho movimiento, tanto ellos como ellas dispongan de prendas especiales de sujeción. Los deportes de playa, como el voleyball, son también perfectos para practicarse desnudos. De hecho, en muchas playas naturistas ya se han instalado redes de esta práctica, para hacer partidos entre las personas que estén disfrutando de ese lugar. El ciclismo desnudo es otra alternativa, algo más incómoda eso sí, por todo lo que supone montarse en una bicicleta sin nada de ropa encima.
Nadie va a negar que, para muchas actividades cotidianas, la desnudez es la mejor alternativa que podemos encontrar. De hecho, en eso se basa el éxito del propio naturismo. En poder disfrutar de nuestro cuerpo con total libertad, con la comodidad de no estar atados a la ropa, a las modas… Pero esto también tiene su lado negativo, en el momento en el que estar desnudos se convierte en algo ciertamente incómodo. Y es que tampoco vamos a negar que los adelantos en ropa y calzado hayan servido para que el cuerpo humano sufra menos. El deporte es el mejor ejemplo para entender que, por más que nos guste la desnudez, a veces hay que ser consecuente y aprovechar las ventajas del mundo textil.
Hay prácticas deportivas que, por su propia naturaleza, pueden provocar lesiones, contusiones o daño a nuestros cuerpos. A nadie se le ocurriría hacer escalada, por ejemplo, sin un calzado o protección adecuada. Tampoco es lógico enfrentarnos a los deportes de invierno, en plena nieve, sin nada de ropa, porque es muy probable que acabemos enfermos. De hecho, incluso correr sin una sujeción adecuada puede provocar daños o molestias en ciertas partes del cuerpo, por no hablar de los problemas en nuestros propios pies. El naturismo debe ser una actitud coherente ante la vida, pero tampoco podemos convertirnos en hoolingans que no sean capaces de ver las bondades de la ropa en algunos contextos. Hay lugar para todo, y hay ciertas prácticas deportivas que es mejor realizarlas con la vestimenta adecuada. Y eso no significa que, de vez en cuando, no podamos practicar también ejercicio de forma más natural.